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viernes, 14 de octubre de 2016

Soy una madre muy irresponsable ¿sabes por qué?

Sí, lo confieso: me he vuelto muy irresponsable; y a medida que mis hijos crecen lo soy más! esto es una confesión en toda regla y una queja... una queja formal hacia la competitividad infantil que en realidad es una competencia entre madres a ver quien tiene el hijo: más listo, mejor deportista, mejor portado, mejor cuidado, y pare de contar.

Sigo con las confesiones: yo era así, por un tiempo (demasiado) presioné a mis hijos para que tuvieran un desempeño excelente, se portaran bien (según unos estándares impuestos por otros), aprendieran a leer rápido, a caminar, a dejar el pañal (cuanto daño nos hizo la fulana operación pañal).

¿Sabes que? todos los niños dejan el pañal, aprenden a leer, a caminar, a cepillarse los dientes y a colaborar en casa; lo único que no necesitan para lograrlo es: presión; necesitan comprensión y compañía. Esta bien que de vez en cuando los dejes comer chuches; pasar un dia entero alimentado con bocatas no le va a estropear el organismo, y si no sacan la máxima nota en un examen: ¿que se le va a hacer?


¿Has contabilizado el tiempo que inviertes en intentar fabricar un niño perfecto?, bueno todos esos minutos los pierdes en disfrutarlo, y ahora que mis hijos han dejado de ser pequeñitos y que saben un montón de cosas que yo no les enseñe, me doy cuenta de ello; es que... van creciendo y por ende independizandose, pasando mas tiempo con sus amigos y formando sus criterios;  y me di cuenta (a tiempo, espero) que necesito pasar mas tiempo con ellos disfrutando, hablando, conociéndolos y entendiendolos; dejando caer consejos y reflexiones en las conversaciones que tenemos cuando estamos en plan relajado.


Volviendo al tema principal, me di cuenta que soy una madre irresponsable, porque el viernes mirando todo lo que tenían que hacer para el lunes: deberes, estudiar para exámenes, lecturas, me invadió una gran frustración; ¡yo quería ir de paseo!

Sabia que teniamos un sábado soleado y llevaba tiempo deseando hacer una excursión a un lugar del que había leído; de lunes a viernes somos disciplinados con los horarios, los deberes, las actividades y quería salir con ellos.

Bueno, pues lo hice... el sábado a las 11 de la mañana arrancamos con nuestros bocatas ( sin primero ni postre, pan y pollo simplemente), una botella de agua - si, solo una- y los zapatos deportivos para conocer La Olla de San Vicente, para lo cual tuvimos que caminar una hora por terreno pedregoso.

En el camino vimos vacas, ovejas, caídas de agua y todo el tiempo bordeando el río Dobra; charlamos y hablamos sobre las formas de los arboles y las hojas.

Pero, hasta ahí no llega mi irresponsabilidad, no; los deje bañarse en el rio al llegar  al pozo; si en otoño, en Asturias, agua de río; si: los dejé



Durante el verano hicimos muchos paseos y disfrute mucho de cada uno, porque en el trayecto en el coche hablamos y tengo la oportunidad de conocer a las personas en las que se van convirtiendo mis hijos; aun con la inocencia de la infancia me hablan sin filtros pero ya con reflexiones y criterios formados; me niego a que la rutina escolar me quite estos momentos y me convierta en la mamá regañona que da ordenes el 100% del tiempo.

Lo siento por los diptongos, por los lexemas y los morfemas, por la estructura de la célula, lo siento por la divisibilidad de los números y la composición del universo; todos esos conceptos siguen estando ahí en sus libros esperando que regresemos de nuestra excursión. Esperando que dejemos de ver cómo actúa la ley de la gravedad en las cascaditas, que aprendamos los geografia y belleza de nuestra Asturias; que observemos el movimiento del sol al aire libre mientras pasamos el dia fuera de casa, mientras adivinamos los nombres de las canciones de un cd de 2001 al escuchar la letra; mientras nos reímos de las rimas de estas canciones e intentamos calcular cuanto pagaremos por 20 l de gasolina en la estación de servicio. Mientras buscamos explicaciones al porque el agua de este río es verde y cristalina y luego comparamos con google cuál de las teorías era la verdadera y predecimos cuanto tiempo tardaremos en llegar a casa al ver un cartel que señala los kilómetros que nos faltan.


Y no es nada... al llegar a casa los deje jugar con la consola pues solo la pueden usar los fines de semana.

Lo siento, soy una madre muy irresponsable, pero lo pasamos tan bien el sábado que no puedo evitarlo. Necesitamos más tiempo de compartir y simplemente estar juntos, aunque no podamos hacer esto cada fin de semana, prometo que lo seguiré haciendo cuando el tiempo lo permita.









2 comentarios:

  1. Hola también soy una madre irresponsable jejeje, me encanta serlo de vez en cuando.... Pero presiento que esa interiorización y ese relax q t lleva a hacer lo correcto, viene de la claridad libertad y paz de no tener un marido cerca... saludos y gracias de nuevo

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    1. Pues a conformar el club de las madres irresponsables. Gracias por comentar

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